Curso Divemaster: primera práctica con bautizos

Ayer realicé mi primera práctica como asistente a un bautizo de buceo del curso Divemaster.
Fue una experiencia inolvidable,  por primera vez sentí la responsabilidad y las ganas de no fallar a Beatriz, la buceadora bautizada.
En el centro de buceo Beatriz se mostraba muy contenta y deseosa de sentir la experiencia de bucear por primera vez. Después de un completo briefing de Dani,  el instructor, comenzamos a preparar los equipos, ponernos los neoprenos y embarcar rumbo al punto de inmersión, conocido como "El Freu" de Tabarca.

Al llegar al punto de inmersión, lanzamos el ancla y procedimos a equiparnos. Cuando terminé de ayudar a equiparse a Beatriz, noté que se sentía un pelín agobiada con el peso de la botella, chaleco, lastre y demás componentes del equipo; pero rápidamente nos lanzamos al agua, donde esto dejó de ser un problema.

En el cabo del ancla, nos reunimos con Dani el instructor y  Jose y Daniel, los otros dos bautizados, para comenzar el descenso en grupo.
 Primero descendieron Dani, Jose y Daniel, y a continuación Beatriz y yo. Como Jose tenía problemas con los oídos para compensar, Beatriz y yo nos adelantamos al resto del grupo y completamos el descenso los primeros.
 Nos situamos juntos de rodillas al lado del ancla, situada a 9 metros de profundidad. Allí pude comprobar que Beatriz había perdido el cinturón de lastre durante el descenso. Después de preguntarle si tenía algún problema y contestarme que estaba bien, le recordé que debía respirar con tranquilidad y sin interrupción. Añadí a los bolsillos de su chaleco dos pastillas de lastre que llevaba de reserva, gracias a las indicaciones que Dani como buen instructor, me dio en el barco mientras planeábamos la inmersión.

Comprobé de nuevo que Bea se encontraba tranquila y respiraba calmada y con fluidez. Después de solucionar este incidente y conseguir una flotabilidad adecuada, indiqué a Beatriz que mirase a su alrededor y cuando estuviera lista comenzara a aletear.
Beatriz buceó  sin problema y con buena técnica, posición horizontal y aleteo con piernas estiradas. Yo le guiaba sujetándole ligeramente de la grifería o del brazo, y así recorrimos las inmediaciones del ancla, observando el fondo de posidonia y arena; hasta que la indiqué el comienzo del ascenso a superficie a los 25 minutos.

Al llegar a superficie, hinché ambos chalecos y pregunté a Bea si todo había ido bien. Me contestó que todo había ido perfecto, le había encantado la inmersión pero se encontraba algo mareada, debido al mar de fondo.
Cuando subimos al barco, Bea seguía mareada pero muy entusiasmada por la experiencia y dispuesta a repetirla.

Esta práctica ha sido muy interesante para mi, al recordar la emoción que se siente y lo increíble que es la primera inmersión en el mar. Además, experimenté lo gratificante que fue asistir, controlar, calmar y ayudar a un buceador sin ninguna experiencia.

Recordad en los bautizos:  estar muy cerca del compañero para comprobar que no tiene problemas ni pierde ninguna parte del equipo,  llevar lastre de reserva, mantener el contacto visual y transmitir calma y seguridad.

Os seguiré contando las nuevas prácticas que vaya realizando, que serán para reforzar mi orientación, trazado de mapas y tirar boya marcadora de superficie.